Cada vez tengo más claro que, en este mundo de prisas, agobios, estrés… ese ir corriendo a todos sitios, nos está llevando a un lugar sin retorno. Las personas hemos sido diseñadas para pensar y así actuamos. Pero, nos hemos dejado en el camino el “sentir”. Y ni que decir tiene el “sentirnos a nosotros mismos”.
Hemos dejado de escuchar a nuestro cuerpo, nuestras células, nuestra carne… hasta nuestro corazón y sus maravillosos latidos. Estamos inmersos en “el pensar”, valga el ejemplo tengo que ir al gimnasio, tengo que hacer algo para relajarme ¿me servirá el yoga?, me tengo que dar un capricho ¿me abandono al placer de saborear una tableta de chocolate? ¿un helado?
Y seguimos buscando, pero no sentimos. Al final lo que hacemos es huir del día a día, del sobreesfuerzo cotidiano y las exigencias del ritmo frenético que alcanzamos para llegar a todo. Lo que no nos damos cuenta, ni somos conscientes que ese proceso queda grabado en nuestro cuerpo y mente y es lo que nos hace enfermar.
¡Stop! ¡Basta ya! ¡resetéate! Aquí es cuando viene mi recomendación. Permítete un momento de parar, de dejar que te mimen, que te acaricien, que te aporten sustancias nutritivas y beneficios para tu cuerpo. ¡Deja que te aporten sin más!
¡Siente la felicidad! en el sentirte cuidado. En el que otras manos saquen de tu cuerpo las emociones, ilusiones, pasiones y ¿Por qué no amores? Más positivos de tu interior.
De un tiempo a esta parte a mi centro “Estética Valle” cada vez son más las personas que tras la excusa de embellecerse (algo con lo que ya cuentas) en realidad lo que buscan es disfrutar de un momento íntimo. Un tiempo para recrearse consigo mismos, para disfrutar de las sensaciones placenteras, recomponerse y renacer de nuevo.
A mi centro acuden muchísimas personas “necesitadas” de tratamientos que les hagan sentir. Personas que durante el tiempo que dura el tratamiento consiguen dejar de pensar y comienzan a sentirse a sí mismas. Así, rompen el círculo vicioso y recuperan “su tiempo”.
Por todo esto, soy ferviente defensora, que acudir al centro de estética y belleza es una tendencia, (absolutamente necesaria para equilibrarnos) pero por pura necesidad. Poner tu cuerpo, tus células, tu carne… hasta tu corazón y sus maravillosos latidos a sentir de nuevo, es todo un “reseteo” que roza la espiritualidad. Como decía la canción: “es casi una experiencia religiosa”.
DEFINITIVAMENTE ES TENDENCIA PORQUE ES NECESARIO.
Valle, tu esteticista.
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